Inmortal

Tu recuerdo se repite incansable,
y todos los días se hacen llamar
septiembre.


Saturados de sí mismos, se copian
todos los elementos dispensables:
el sol, sus sombras, los ojos haciéndose mirar,
alguna calle de hojas secas, tú,
la paleta entera de castaños y magentas,
las circunstancias absurdas de mi pensar.


Miel de abeja. Tinta para el arranque.
(Así que arráncate de mi pecho, dulcísima.
Ya no vuelvas más).

Veta al verso y, cuando te largues,
por favor déjame dejar de leerte,
que allá afuera empieza octubre, noviembre,
diciembre...

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