Lo peor de mí

Sí, para ti y sólo para ti son las peores cosas que tengo. Mis silencios incómodos y mis comentarios fuera de lugar, todos tuyos. También mi desgana (en raras ocasiones) y mi promesa de determinada monotonía. Mis eructos involuntarios, así como arrastrar los pies y también el pésimo hábito de morderme la cutícula de los dedos. Beber directo del envase, limpiarme las manos en el pantalón y maldecir de vez en cuando al volante, viene todo incluido, de cajón, como mi disfuncional familia.

Y lo que realmente me importa, mis pensamientos antiguos y oscuros, o ese lugar que no tolero, donde me desnudas el cuerpo y el alma, con ésas tus manos tersas. Y es que no aguanto tu belleza, la sensación de tu tacto en mi fealdad, es como aquel día, ¿recuerdas? Pasaba yo descalzo por el infierno y tú sostuviste mi mano en el camino. Caminaste con mis defectos, no conmigo, y eran mis defectos en ese sillón de la casa, pidiendo en silencio que los concibieras hermosos.

Por eso te sé, peor cosa no encuentro que no te haya dado, sin querer, pero lo siento, éste voy a ser hoy y mañana y todas las eternidades, de tu mano, ni más grande ni más pequeño. Ten lo peor de mí, tenme entero, tuyo soy con mi lado más negro, porque sólo así sé que verdaderamente nos amamos. Déjame besar tus pies con uñas largas, y hacerte el viejo y repetido amor. Detrás del sol aguarda una respuesta que tiene que ver con nosotros dos.

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