Reconstrucción

Para hablarle a mi sombra necesito palabras sencillas, un pesar sobre los huesos y un lirio.

Me dueles. Dulcemente, con tu inocencia, aquella que te consumí. Cuando las luces del cielo se caían de su racimo yo te vaciaba la boca, ¿lo recuerdas? Ya no más. Apenas y hay memorias vacilando sobre la lengua.

Dejé un ramo de humanos sobre la tumba donde enterré tu lirio. Diez, veinte, cincuenta mujeres que te portaban tras los ojos, con mi sacrilegio y tu sacrificio. Lo siento amor mío, pero verás, yo no soy una buena persona. Soy un monstruo, entre estas ropas y a todas horas, adelgazándome como las líneas que escribo, quedándome sin tinta en el pecho, secándome.


Soy una persona sin versos, una historia sin palabras ni dibujos, y en estas noches de sombras infinitas, me urge un puñado de palabras sencillas para contarles nuestros cuentos. Cuentos en los que te repites para pesarme quinientas veces sobre los huesos.

Lo siento, mejor córtame el cuello. Tírame a la basura, hazme a un rincón y repíteme, vuelve a empezarme y dime que te quiero.



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