Me sentí como el lugar último
en donde descansa la luz dentro del ojo.
Largas hebras de claridad,
rincones eternos de tejido
para dormitar.
Besó a mis ojos tu mirada,
tu mirada penetrando hasta mi centro.
Agridulce y descafeinada,
flor mía,
labio redondo y tierno.
Se repitió el alba a pesar
del sol a la mitad del cielo.
(Quizá sucedió aquí, entre las costillas, adentro)
Limpios y continuos segmentos
de tu mañana
trazando soles en mi firmamento.
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