La misma rutina de todos los días: despertó a la hora acostumbrada, ni un minuto de más, y abandonó de inmediato la cama; se desnudó totalmente y estiró los brazos hacia arriba jalando toda su columna vertebral y realizó tres flexiones hacia abajo, hasta llegar a tocar la punta de los dedos de sus pies. Recorrió la distancia que separa su habitación de la ducha. Como siempre, tomó el baño con agua fría, "tonifica los músculos y fuerza la circulación sanguínea" se repetía como de costumbre. El mismo jabón de antaño que al contacto con el agua desprendió su conocido perfume; al terminar, friccionó fuertemente la toalla contra su cuerpo para eliminar el exceso de agua que lo cubría, hasta provocar esa conocida sensación de irritación en la piel que llena de incomodidad: "esto me hace sentir vivo" se repitió nuevamente. Se presentó frente al conocido espejo que adornaba la recamara principal en la vieja casona de la abuela, y quién a su vez había heredado de la suya. Se afeitó de la misma manera como su padre, 20 años atrás, le enseño: primero el cuello, de derecha a izquierda, de arriba a abajo y de abajo hacia arriba, "hay que descañonarla totalmente" recordaba; después la cara, primero el lado derecho, luego el izquierdo... "elimina todo el bigote, que queden perfectamente delineados los labios y libres de todo vello que pueda limitar su exquesitez" exclamó sonriendo como siempre. Se peinó como todos los días, tratando de delinear sobre su cabeza una línea recta, impecable; ah! exclamó al no conseguirlo en el primer intento y salpicó de agua el espejo frente a el: "no es posible, que torpe soy" dijo molesto en voz alta, al mismo tiempo que estiraba el brazo derecho para limpiar el espejo del exceso de agua impregnado.
De pronto, ¡sucedió!... al tocar el espejo, este se transformo y tomó una consistencia mercurocromática, provocando que la estructura molecular de su mano tomara la misma consistencia; intentó retirarla, pero esta ya estaba combinada con el espejo, fundiendose en un solo elemento. La sorpresa lo paralizó... inútilmente trató de retirarse; la terrible sensación de sentirse absorbido por el espejo le hizo recordar de inmediato las imágenes generadas en su mente, cuando escuchaba los relatos de cazadores amigos de su abuelo contar con lujo de detalle como una leona cazaba a su presa, y su imaginación empató con el de las víctimas leoníles... se sintió devorado... "¿Que sucede?... ¿Que es esto?" preguntó con una expresión en el rostro desencajado que se reflejaba plácida y alegremente en el espejo. Con la mano izquierda se aferró al marco de la puerta. Sus músculos se tensaron. En segundos, los cuales debido al terror generado por la experiencia supusieron una eternidad, fue incorporado en su totalidad, primero el antebrazo, seguido del brazo; al acercarse la cabeza, giró la cara para evitar el contacto primario y retrasar por lo menos unos instantes la asfixia a la que sería sometído... penetró completamente... la cabeza, el torso, la cintura... poco a pocola fuerza generada por la succión del espejo fue tal, que lo obligó a soltar el marco al cual estaba sujeto. El silencio cubrió la habitación; había desaparecido.
El ruido de unos pasos retumbaron a lo largo de la casona, y el polvo acumulado sobre los viejos pisos de madera se elevó graciosamente, haciendo diminutos remolinos tímidamente iluminados por la luz filtrada a través de los amplios ventanales cubiertos por los pesados y dehilachados cortinajes.
-Ha estado deshabitada por 15 años, contestó a la pregunta el corredor de bienes raices; nadie sabe que fue de su dueño, un día simplemente desapareció.
Al girar la cabeza, lo descubrió... el fascinante y delicioso reflejo de su imagen en el espejo la atrapó... no lo supo, nunca lo entendió, pero su imagen lo acabó...
En el interior del espejo, mezclado con los vivos reflejos de sus antepasados, con quienes compartía estóica estadía detenida en el tiempo y el espacio reducido, en el cual de manera cotidiana sus reflejos inertes acentuaban con pesar y tristeza lo rutinario de su existencia, se descubrió ejecutando movimientos vertiginosos para crear el maravilloso y desbordante colorido reflejo en movimiento que se presentaba frente a el; la recorrió libidinosamente, haciendo acrecentar el deseo su inquietante, exquisita y frágil figura. Sin detenerse un solo instante, recreando esa magnífica nueva imagen admirada, revivió la olvidada sensación de ligeros pinchazos en el bajo vientre provocados durante el preámbulo al encuentro carnal, emulando las sensaciones de su vida pasada, en donde la satisfacción que le daba la posesión de un cuerpo ajeno, vibrante y cálido, compartiendo el ser, desgastandose inútilmente al tratar de ocupar físicamente el mismo espacio que la pareja, le provocaba esa tan ansiada sensación de desprendimiento de su ser, "nuevamente la muerte chiquita" se repetía lleno de excitación...
Se fué... así de pronto... salió de la habitación... abruptamente detuvo ese vertiginoso girar de su cuerpo saciado de sensaciones...la imagen en el espejo volvió a ser la misma de siempre... el mismo inerte reflejo... la misma rutina de todos los días... tal y como a el le gustaba...
No hay comentarios:
Publicar un comentario