... Como siempre, puntual a la cita... el lugar, el mismo... la hora, como siempre, distinta... pero esta vez , un entorno magnifico enmarca en plenitud la belleza del momento: por el lado izquierdo, el ocaso, con esas maravillosas tonalidades gris, naranja, rojo y violeta característicos... por el lado derecho, lo negro de la oscuridad nocturna, complice de enumerables encuentros desbordantes de pasión, de encierro, de goce... y en el centro, esa mezcla de luz y sombra, que sugiere ese andar entre lo cotidiano y lo prohibido, coronado por Venus, indiscutiblemente, iluminando el momento...
Su voz suena con la misma calidez con que la recuerdo, aunque la percibo insinuante... excitante... y hasta cierto punto, dominante... demandante...
Me fascinan esas ondulaciones brillantes, casi platinadas con las que juega el viento, y a las que hace girar, flotar y volar, enmarcando y coronando su belleza, su arrogancia, lo profundo de su ser, que desde que conozco, reclama mi presencia.
¿Cuantas veces hemos estado juntos? Innumerables... y siempre compartiendo alegría, risas... compartiendo todo, desde el tiempo hasta el cuerpo... que por cierto jamás se cansa de estrechar, de acariciar, de tocar, de lamer...
Me fascina ver como acerca sus brazos hacia mi, como intenta aprisionarme y no soltarme, como expresa su deseo infinito de poseerme, como grita reclamando mi presencia y como se exalta ante mi resistencia... sé que le encanto... me desea tanto... y yo, ¡como la disfruto!... me enloquece que me toque lentamente... poco a poco, palmo a palmo, provocando esa sensación de calosfrío que hace que se me erecten los vellos de toda la superficie de mi cuerpo... me desquicia el reencuentro... redescubrirla cada vez, es una experiencia única, maravillosa... finalmente, estar dentro de ella es simplemente... indescriptible... es un deleite, es... indescifrable; su vaiven su cadencia... hasta puedo afirmar que es vigoroza... es tan estimulante, es tan relajante, el encuentro es tan mágicamente nutritivo, que la sensación pasajera de tranquilidad que deja en mi, me incita a estar nuevamente en ella, tratando de recorrer todos sus secretos... jamás podré olvidar el sabor de su intimidad... ese sabor tan individual, tan característico, tan cotidiano, tan fugaz...
...En la playa, la bandera roja de peligro no había sido cambiada durante los últimos cuatro días... el mar estaba picado, "embravecido" dicen los lugareños, y la marea... alta...
No entendemos que pasó, aseguró la camarera... estaba de pie, observando al mar... de pronto la ola salto hacia el y lo abrazó, lo rodeo de una manera tal, hasta podría decir... sensual, como si quisiera poseerlo... lo rodeo... lo envolvió... y desapareció
Hermoso debut!! Leeré todos tus cuentos, todos los días :)
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