No es la primera...

No es la primera vez que te veo.

Con la taza de té entre tus manos
y tu sonrisa y tu cabello,
el ruido de la gente (allá afuera)
y mi libro esperándome en silencio.

Tú y yo ya nos conocemos.
Nacimos de la misma risa de Dios,
de su calor, de sus hermosos versos.
Fuimos una rima preciosa en el aire
antes de que inventaran nuestros cuerpos.

Saliste primero tú a la luz del mundo
mientras yo esperaba al borde del tiempo.
Dijimos: "Te veré tal día a tal hora,
mi boca en la taza y tus ojos leyendo.
Yo te diré Hola, y tú me dirás Te quiero."

Y un buen día, en cualquier lugar,
cargando poesía o bebiendo té negro,
en el roce exacto de nuestras miradas,
jugamos otra vez a que nos conocemos.

No estoy muy seguro de si esto es cierto.
Creo que lo he visto; lo recuerdo a veces, cuando sueño.

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